Gerencia de Comunicaciones FVF. La selección indígena de Bolívar revalidó su título y se consagró campeona invicta de la segunda edición de los Juegos Indígenas Femeninos 2025, al vencer en una gran final a Zulia en la Cancha Alterna II del Estadio Metropolitano de Cabudare.
El encuentro culminó igualado a dos goles en el tiempo reglamentario y se definió desde el punto penal, donde las bolivarenses se impusieron por 4-2, sellando así el bicampeonato, tras haber conquistado la primera edición celebrada en Puerto La Cruz en 2024.
El compromiso decisivo estuvo lleno de emociones. Michell Alí abrió el marcador para Zulia al minuto 16’, pero Oriana López igualó las acciones al 50’. Dos minutos después, Areymar Ríos volvió a adelantar a las zulianas, aunque Nellybeth Parejo, con gran determinación, empató el partido al 65’, llevando la definición a la tanda de penales. Desde los doce pasos, Bolívar mostró mayor efectividad y celebró una nueva corona de manera invicta.
En el partido por el tercer lugar, Nueva Esparta completó el podio al superar a Amazonas, que finalizó en la cuarta posición. Delta Amacuro ocupó el quinto puesto, seguido por Monagas (6°), Anzoátegui (7°) y Sucre (8°).
Durante los cuatro días de competencia, se disputaron 16 partidos, todos observados por el cuerpo técnico de las selecciones femeninas Sub-15 y Sub-17, encabezado por la seleccionadora nacional Dayana Frías.
Los Juegos Indígenas Femeninos forma parte del programa Corazón Vinotinto, una iniciativa de la Federación Venezolana de Fútbol que busca abrir espacios de desarrollo y visoría para jóvenes talentos de comunidades históricamente no integradas al fútbol federado.
Además de la competencia deportiva, las jugadoras participaron en charlas y conversatorios sobre valores e integridad, dictados por el Departamento de Integridad y Cumplimiento de la FVF, mientras que los cuerpos técnicos regionales tomaron parte en sesiones de formación con el Centro de Capacitación y Desarrollo, orientadas a la metodología del programa Corazón Vinotinto.
Esta edición se distinguió por su carácter inclusivo y multicultural, que permitió a las jugadoras convivir, compartir y aprender junto a futbolistas de otras comunidades indígenas del país. En la cancha se reflejaron las expresiones propias de sus tierras, sus cantos, su identidad y la alegría con la que representaron a sus pueblos. Una experiencia enriquecedora que reafirma al fútbol como un espacio de unión, respeto y orgullo por nuestras raíces.